Las infecciones de transmisión sexual siguen estando presentes entre la población, por eso es muy importante hablar de ellas y saber que las podemos contraer sin darnos cuenta.
Cuando se mantienen relaciones sexuales sin preservativo lo más fácil es contraer una ETS, entre ellas, la tricomoniasis. Esta enfermedad es una de las más comunes y puede no presentar síntomas, pero sí puede ser contagiada, lo que dificulta su erradicación. En el artículo de hoy te cuento todo lo que debes saber de la tricomoniasis.
La tricomoniasis es la enfermedad de transmisión sexual más común entre la población mundial. Se trata de una ETS no viral que afecta a más mujeres que hombres. Concretamente, es 1 de las 3 causas infecciosas comunes de molestias vaginales entre las mujeres en edad reproductiva, las otras dos son la vulvovaginitis por cándida y la vaginosis bacteriana.
La tricomoniasis es una infección de la zona genital urinaria transmitida por el protozoo Trichomonas vaginalis. Por lo que afecta principalmente a la vagina, la uretra y las glándulas parauretrales.
Como ya he comentado, la tricomoniasis es una enfermedad que se siempre se transmite sexualmente y es más frecuente en mujeres que en hombres. De hecho, estas pueden adquirir la infección tanto de hombres como de mujeres, mientras que los hombres la adquieren solo de mujeres y no es frecuente que la transmitan a otros hombres.
Los datos de incubación y coinfección del tricomonas vaginalis no se conocen con exactitud; sin embargo, se estima un período de incubación de 4 a 28 días en el 50% de los pacientes, aproximadamente, y una tasa de coinfección entre el 20 y el 80%.
En cuanto la prevalencia, es complicado conocerla debido a la falta de registro en la salud pública ya que no es necesario informar de los casos por tricomonas.
Como en todas las enfermedades, los síntomas dependen de cada persona, de cómo le afecte y en qué momento vital se encuentre.
El 85% de las mujeres que padecen tricomoniasis son asintomáticas. El resto, suelen presentar los siguientes síntomas típicos:
Cuando hablamos de tricomoniais en pacientes femeninas, se debe hacer una clasificación: mujeres no embarazadas, mujeres embarazadas y recién nacidos. Los síntomas de la infección serán diferentes en cada uno de ellos:
Muchas mujeres con tricomoniasis son asintomáticas, por lo que no se puede realizar un diagnóstico basándose en ellos. Para realizar un diagnóstico completo se llevan a cabo pruebas de laboratorio como cultivos o pruebas de amplificación de ácido nucleico (NAAT).
La primera prueba diagnóstica que determina la presencia de tricomas es la microscopía para evaluar el flujo vaginal. Si esta prueba resulta positiva no es necesario recurrir a otras pruebas, si es negativa, se realizan pruebas de cultivo o de NAAT.
El tratamiento de tricomoniasis está enfocado tanto para mujeres sintomáticas como para asintomáticas ya que es la única forma de frenar la transmisión de la infección y evitar que se vuelvan sintomáticas.
La administración de antibióticos como el metronidazol o el tinidazol reduce la prevalencia del protozoo en las personas, alivia sus síntomas y disminuye el riesgo de padecer secuelas.
Durante el tratamiento es fundamental realizar un seguimiento de las pacientes. Lo más recomendable es realizar una prueba NAAT dentro de los 3 meses siguientes del inicio del tratamiento con antibióticos. Si no es posible hacerla durante ese período de tiempo, se puede alargar hasta los 12 meses.
Para que el tratamiento en la mujer resulte completamente efectivo, su pareja sexual debería aplicarse también el tratamiento. Además, se deben evitar las relaciones sexuales hasta que ambos miembros de la pareja hayan completado el tratamiento. El tratamiento con antibióticos suele tener una duración de 7 días.
Ahora que ya conoces todo lo que debes saber sobre la tricomoniasis, recuerda utilizar SIEMPRE preservativo en tus relaciones sexuales. Y, si crees que puedes tenerla, pide cita conmigo, la trataremos de forma integrativa.
Soy la doctora Bárbara Fernández del Bas, ginecóloga especialista en sexología, ginecología integrativa, funcional y medicina antienvejecimiento. Gracias a mi formación, la aproximación a mis pacientes siempre es de forma global. Soy consciente de que somos más que mamas, útero y ovarios. Somos un todo. Por eso, siempre busco los últimos avances científicos para ponerlos a disposición de toda mujer que los necesite